Espiritualidad y terapias con psicoactivos

 

 

SEGUNDA PARTE

Las terapias holísticas o transpersonales con psicoactivos

- Las terapias Psicolítica y Psiquedélica
----Los trabajos de Stanislav Grof con LSD

----Otros trabajos con LSD
- La Psicología Transpersonal

----Las aportaciones de Christina y Stanislav Grof

- La Terapia de Psicosíntesis
----720 sesiones con plantas y alcaloides visionarios: los experimentos del Dr. Salvador Roquet

 

 

 

LAS TERAPIAS HOLÍSTICAS O TRANSPERSONALES CON PSICOACTIVOS

Casi por unanimidad, las terapias psicológicas con psicoactivos consideran al hombre como un ser espiritual y abordan cualquier problemática desde esa perspectiva, ya que la misma dinámica y efectos de los psicoactivos (visionarios, entactógenos, enteógenos, adaptógenos, psiquedélicos, etc.) que usan estos terapeutas, los ha llevado a tener experiencias personales de contacto con las dimensiones espirituales de la existencia humana; tras lo cual han desarrollado técnicas para ayudar a sus pacientes a sacar provecho de estas herramientas en el decurso de sus terapias.

A continuación presento una selección de las terapias de las que he tenido conocimiento, comenzando con los trabajos de Stanislav Grof quien resume vívidamente el impacto y la transformación personal que sufrió bajo los efectos de la LSD, mismos que marcaron el curso de sus investigaciones hasta coincidir con otros investigadores del mismo campo y dar origen a una nueva disciplina específicamente dedicada a estudiar este tipo de experiencias que es la Psicología Transpersonal.

Hay también un breve recuento de las investigaciones con LSD en psicoterapia, otro de las interesantes experiencias del doctor mexicano Salvador Roquet, quien combinó sus estudios con María Sabina y demás personajes del chamanismo mexicano con la psicoterapia clásica para establecer en compañía de Pierre Fraveu la Teoría de Psicosíntesis; luego hay un resumen de las investigaciones de Richard Yensen y su equipo con la medicina psiquedélica; una detallada explicación de los Intensivos de Ann Shulguin y Audrey Fenn Redman y sus consejos para otros terapeutas interesados en trabajar con psicoactivos; y por último un resumen acerca de las observaciones de la física Barbara Ann Brennan en torno a los efectos de las drogas psicoactivas en el campo energético humano, que me permito incluir aquí para diferenciar claramente las utilidades terapéuticas de las que no lo son.

 

Las terapias Psicolítica y Psiquedélica

Los trabajos de Stanislav Grof con LSD


Sandison, Frederking, Leuner, Alnes, Arendsen-Hein y otros psiquiatras se reunieron en Europa para constituir la Asociación de Terapeutas Psicolíticos en la década de los 70. La "terapia psicolítica" consiste en el empleo de LSD y sustancias similares, en dosis bajas a moderadas (generalmente de 30 a 50 microgramos de LSD), con el propósito de acortar y facilitar el psicoanálisis y la psicoterapia orientada psicoanalíticamente.

Entre los primeros psiquiatras que comenzaron a practicar la terapia psicolítica y uno de los primeros voluntarios en la exploración con la LSD-25 para experimentar "psicosis temporales" que permitieran al terapeuta comprender desde dentro la enfermedad de sus pacientes, se encontraba el psiquiatra checo Stanislav Grof, quien años después sería cofundador de la Psicología Transpersonal junto con Alan Wats y otros investigadores del Essalen Institute en California, Estados Unidos.

En La mente holotrópica, Stanislav Grof sintetiza sus estudios con la LSD y propone un modelo de la mente humana que configuró tras analizar los expedientes y archivos que recopiló a lo largo de cuatro mil experiencias, tanto suyas como de sus pacientes, durante cerca de 20 años de investigación.

Diez años después, en un libro posterior que escribió junto con su esposa Christina titulado La tormentosa búsqueda del Ser, Grof rememora su primera experiencia con LSD que tuvo lugar en momentos en los que se consideraba profundamente ateo:

Mi primera sesión con LSD fue un acontecimiento que tuvo como consecuencia un cambio profundo en mi vida profesional y personal. Experimenté un encuentro y confrontación extraordinarios con mi psique inconsciente, que de inmediato enmascaró mi previo interés por el psicoanálisis freudiano. Ese día marcó el inicio de mi alejamiento radical del pensamiento tradicional psiquiátrico. Me vi inmerso en un despliegue fantástico de visiones coloristas, algunas de ellas abstractas y geométricas, otras figurativas y llenas de sentido simbólico. Sentí también un sorprendente despliegue de emociones de una intensidad que no cría posible. No podía creerme lo mucho que aprendí sobre mi psique en estas pocas horas... Me vi golpeado por una luminosidad que parecía comparable al epicentro de una explosión atómica, o probablemente a la luz de brillo sobrenatural que según las escrituras orientales se nos aparece a la hora de la muerte. Este trueno me catapultó fuera del cuerpo. Primero perdí la conciencia de la ayudante y del laboratorio; después de la clínica psiquiátrica, de Praga y finalmente del planeta. Mi conciencia se expandió a una velocidad inconcebible y alcanzó dimensiones cósmicas... Me encontré en medio de un drama cósmico de proporciones inimaginables. Experimenté el Big-Bang, pasé a través de agujeros negros y blancos del universo, me identifiqué con supernovas que explotaban, y fui testigo de otros muchos fenómenos extraños que parecían ser pulsares, quasares y otros sorprendentes fenómenos cósmicos... la experiencia por la cual pasaba estaba muy próxima a las que conocía por las lecturas de las grandes escrituras místicas del mundo. Aunque mi mente se había visto muy afectada por la droga, era capaz de apreciar la ironía y paradoja de la situación. Lo Divino se manifestó y me atrapó en un laboratorio moderno en medio de un serio experimento científico llevado a cabo en un país comunista con una substancia producida en el tubo de ensayo de un químico del siglo XX... Salí de la experiencia tocado en mi núcleo más íntimo y muy impresionado por su poder. Como en esa época no creía, como ahora, que el potencial para una experiencia mística es un derecho natural de todos los seres humanos, lo atribuí todo al efecto de la droga. (6)

A partir de esta experiencia Stanislav Grof tuvo la impresión definitiva de que el estudio de los estados no ordinarios de la mente en general, y los inducidos por los psiquedélicos en particular, era con diferencia "el ámbito más interesante de la psiquiatría" y decidió hacer de ellos su campo de especialización, pues según relata, se dio cuenta de que, bajo las circunstancias adecuadas, las experiencias psiquedélicas eran verdaderamente, "la vía real al inconsciente" y tenía la clara impresión de que el análisis asistido por LSD podía hacer más profundo, intensificar y acelerar el proceso terapéutico, y conseguir los resultados prácticos que el psicoanálisis no estaba demostrando sino muy ocasional y lentamente.

Así pues, tras su primera experiencia con LSD Grof consiguió una plaza en el recién creado Instituto de Investigación Psiquiátrica en Praga. Poco después fue nombrado investigador jefe de un trabajo clínico que exploraba el potencial terapéutico de la psicoterapia con LSD y emprendió su propio proyecto de investigación utilizando dosis medias de esta droga para tratar a pacientes con diferentes tipos de desórdenes psiquiátricos, entre los cuales en ocasiones se sumaban algunos profesionales de la salud mental, artistas, científicos y filósofos "que estaban interesados y contaban con motivaciones serias para tener la experiencia".

Según cuenta Grof, el marco del psicoanálisis freudiano vigente en aquella época, se hizo demasiado estrecho para lidiar con todo lo que sucedía entre los clientes de la clínica que estaban experimentando con la LSD:

Cuando utilizábamos dosis medianas, muchas de las experiencias iniciales contenían material biográfico de la infancia y adolescencia del individuo, tal como Freud las describía. Sin embargo, cuando proseguíamos las sesiones, todos los clientes pasaban, más tarde o más temprano, a ámbitos experimentales que estaban más allá de este marco. Cuando se aumentaban las dosis, sucedía lo mismo pero mucho antes. Una vez que las sesiones llegaban a este punto, empecé a ser testigo de experiencias que no podían distinguirse de las descritas en las antiguas tradiciones místicas y filosofías espirituales de Oriente. Algunas de ellas eran poderosas secuencias de muerte y renacimiento psicológico; otras implicaban sensaciones de unidad con la humanidad, la naturaleza y el cosmos. Muchos clientes también describían visiones de deidades y demonios de distintas culturas y visitaban diversos escenarios mitológicos. Entre los sucesos más sorprendentes estaban las dramáticas y realistas secuencias que se experimentaban subjetivamente como recuerdo de anteriores encarnaciones. (6)

Grof acepta que no estaba preparado para observar dichos fenómenos en una sesión psicoterapéutica, pues además de carecer de un marco teórico de referencia en el cual encuadrarlas, la intensidad de las manifestaciones psicológicas y emocionales de dichos estados le resultaba amedrentadora, pues muchos de sus aspectos amenazaban con socavar su "segura y confiada visión del mundo". Sin embargo, a medida que aumentó su experiencia y familiaridad con estos extraordinarios fenómenos, se le hizo evidente que "eran manifestaciones normales y naturales de los profundos espacios de la psique humana", pues su aparición posterior a los recuerdos biográficos de la niñez, recuerdos que la psicoterapia tradicional considera deseables y terapéuticos, resultaba una secuencia igual de natural.

Según afirma, sería muy artificioso y arbitrario considerar que lo que seguía fluyendo de la psique tras los recuerdos de la infancia, fuese un proceso patológico. Además encontró que cuando a dichas experiencias se les permitía seguir su curso natural, los resultados terapéuticos trascendían todo lo que había visto hasta la fecha, pues "síntomas complejos que habían resistido meses e incluso años de tratamiento convencional a veces desaparecían tras experiencias como la muerte y el renacimiento psicológicos, las sensaciones de unión cósmica y secuencias que los clientes describían como recuerdos de vidas anteriores"; dado lo cual, concluyó que se trataba de manifestaciones naturales de las dinámicas profundas de la psique humana, cuya emergencia en la conciencia, tradicionalmente vista como signo de enfermedad mental, "podía ser en realidad un esfuerzo radical del organismo para liberarse de los efectos de distintos traumas, simplificar su funcionamiento y sanarse a sí mismo". (6)

Cuenta Grof que cuando intentaba debatir estas cuestiones con sus colegas checos, su reputación científica se veía en entre dicho, por lo que se vio obligado a trabajar de manera aislada hasta que en 1967 se le concedió una beca para realizar una investigación psiquiátrica en los Estados Unidos, donde conoció a Abrahan Maslow y Antoni Sutich, con quienes fundaría una nueva disciplina "que combinaría la ciencia y la espiritualidad e incorporaría la sabiduría perenne que hace referencia a varios niveles y estados de conciencia". Esta nueva disciplina es la Psicología Transpersonal que tras los nuevos enfoques y aplicaciones que están ocurriendo en todas las áreas del conocimiento a partir de los revolucionarios postulados de la física cuántica, está comenzando a suscitar cada vez más interés entre los terapeutas actuales.

Para finalizar, dice Stanislav Grof que tres décadas de estudios detallados y sistemáticos de la mente humana mediante observaciones de estados no ordinarios de la conciencia en los demás y en él mismo, lo han conducido a radicales conclusiones:

 

Actualmente creo que la conciencia y la psique humana son mucho más que un producto accidental de los procesos fisiológicos del cerebro; son reflejo de la inteligencia cósmica que impregna toda la creación. No somos simplemente máquinas biológicas y animales muy evolucionados, sino también campos de conciencia sin límites que trascienden el tiempo y el espacio. En dicho contexto, la espiritualidad es una dimensión importante de la existencia, y ser conciente de este hecho es algo deseable en la vida humana. (6)

Otros trabajos con LSD

 

En su interesante y documentado estudio de la "Evolución histórica de los usos del LSD" (5), Asunción Fernández presenta una exhaustiva gráfica con los estudios que encontró año por año entre 1957 y 1994 en el Index Medicus y en la base de datos Medline. Los divide en siete categorías:

1) farmacología,
2) experimentación animal,
3) experimentación psicotomimética,
4) tratamientos psiquiátricos,
5) consumo no médico,
6) complicaciones cromosómicas y
7) otros tratamientos.

Con respecto a la investigación de los usos terapéuticos de la LSD dice Asunción que se utilizó de dos formas, en terapia psicolítica, con dosis pequeñas que iban en aumento a  fin de romper bloqueos emocionales para acortar el tiempo del psicoanálisis; y en terapia psicodélica, donde se administraban grandes dosis en una o dos sesiones causando un considerable cambio de conducta en el paciente tratado por alcoholismo, estados de ansiedad y también en psicoterapia. "En ambos casos, la administración de LSD era sólo una parte del tratamiento y en los trabajos publicados se insistía en que, sin psicoterapia y rehabilitación, el tratamiento con LSD no tenía valor", dice Asunción. (5)

En 1957 el doctor Humprey Osmond en una conferencia titulada "La farmacología de las drogas psicotomiméticas y psicoactivas", aseguró que la LSD era más que un psicotomimético y un apoyo para la psicoterapia; pues era capaz de producir en algunos individuos insights o penetraciones psicológicas que mejoraban el equilibrio de la persona consigo misma y con el mundo, por lo que, en su opinión, podía utilizarse para comprender las extrañas formas en que opera la mente, así como para explorar temas sociales, religiosos y filosóficos. Él fue el primero en llamar a la LSD psiquedélico, concepto que significa "ampliador y enriquecedor de la visión de las cosas". Esta aseveración animó a muchos psiquiatras a experimentar con la LSD y sustancias afines.

Osmond estaba en contacto con el novelista y filósofo Aldous Huxley, autor de Un mundo feliz, cuyo propósito vital consistía en alcanzar a través de los estados místicos, un conocimiento cósmico y más rico de lo que el hombre, con sus simples circuitos cerebrales, era capaz de conseguir. Huxley había tomado mezcalina bajo la guía de Osmond y creyó encontrar en ella lo que buscaba: una llave para la ampliación del conocimiento y la conciencia. Esto es lo que explicó en Las puertas de la percepción, libro que influyó a toda una generación que se lanzó a experimentar por su cuenta y riesgo. Después de escribir este libro, Huxley probó la LSD, lo que supuso una experiencia más profunda para él y consideró que con esta droga podría alcanzarse una inteligencia mayor, más capacidad de amar y más espiritualidad, por lo que se convirtió en el líder de una revolución cultural que penetró numerosos ámbitos sociales.

Paralelamente, Timothy Leary un profesor de psicologóa de la Universidad de Harvard, estaba utilizando la psilocibina para conseguir éxtasis religiosos profundos que, según él, ponían en línea directa al hombre con lo divino, y creía que esto iba a revolucionar la psicología. Experimentó con presos en la correccional de Massachusetts, intentando modificar su conduca delictiva con cierto éxito. En los años sesenta, Leary tomó psilocibina con Huxley y ambos promovieron el uso de este psicoactivo entre la élite intelectual y social de la época. A este dúo se sumó entonces el poeta Allen Ginsberg, que introdujo el concepto de "quinta libertad", definido como el derecho de todo individuo de ampliar su conocimiento por medio de las drogas que creyera convenientes. Así, cuando Leary probó la LSD en 1961, también encontró que ésta daba lugar a un viaje mucho más intenso que, desde su perspectiva, producía la muerte del ego, seguida de un renacimeinto espiritual.

Entonces disminuyeron sus estudios sobre la psilocibina y aumentaron los relativos a la LSD que ingerían en dosis masivas. Al mismo tiempo aumentó la crítica sobre estos estudios y en 1962 la Universidad de Harvard decidió que las drogas psiquedélicas eran demasiado peligrosas como para utilizarlas en investigaciones no médicas y le dieron un ultimatum a Leary. Él eligió salir de Harvard y fundó entonces la Federación Internacional para la Libertad Interna, cuyo objetivo era convertir a la LSD en un instrumento educativo para alcanzar el conocimiento pleno del individuo y su liberación del control del Establishment, como se llamaba entonces al sistema económico y sociopolítico del Estado.

Los medios de comunicación extendieron las ideas de Leary, que animaba públicamente a los jóvenes a tomar LSD. Él y sus seguidores crearon un culto ritual en torno a este psicoactivo, al que consideraban una resurrección de los trabajos dionisiacos de la antigua Grecia. Decía Leary que todas las religiones poseen su sacramente y el suyo era la LSD. En el contexto de la cultura hippie, él y sus seguidores realizaban espectáculos psicodélicos en en teatros ambulantes, llamados Acid Test o pruebas del ácido. En 1965 el gobierno estadounidense prohibió el uso y venta de als drogas psicodélcias al considerarlas un problema de salud pública; para lo cual se basó en los trabajos del Dr. Cohen sobre el supuesto daño cromosómico de esta droga, que luego se demostró que eran falsos.

El número de investigaciones reportadas entre 1967  y 1978, fue decayendo drásticamente. Según autores como Antonio Escohotado y Josep maría Fericgla, la razón está en la dificultad y el peligro que encuentran los investigadores para obtener un permiso de utilizarla con fines científicos "legítimos" tras su inclusión en la Lista I, y según Fernández : "La razón está en el abuso de su consumo que, en ese momento, alcanzó los círculos no médicos", por lo que "comenzaron a hacerse estudios sobre los cambios cromosómicos que el consumo de esta droga supuestamente producía", ya que su prohibición en Estados Unidos se basó en los trabajos de Cohen, un investigador que aseguró que la LSD producía daño cromosómico, hecho que durante esta época demostró ser falso a través de varias y distintas fuentes que lo descartaron con suficiente claridad. (5)

Para quien esté interesado en el uso clínico que se le dio a la LSD, Jonathan Ott cita en su Pharmacoteon (8) a diversos investigadores cuyos trabajos han sido publicados. También está el ensayo de  A. Seva Díaz: "Investigaciones en torno a la utilización de LSD-25 en la terapéutica de las neurosis obsesivas durante los años sesenta" (12), el cual concluye que el abuso de la LSD la apartó "sin suficientes razones" del "arsenal terapéutico" donde se encontraba. Lo cual considera "una pérdida inestimable", y espera que "vuelva, si es posible, a pertenecer al ámbito exclusivamente médico-terapéutico y, más específicamente, psiquiátrico". (12)

Juan Carlos Usó por su parte, es autor de otro ensayo "Sobre el uso clínico de psiquedélicos en España" (15), en el que muestra la magnitud de los estudios, los experimentos y los usos psiquiátricos de diversas sustancias psiquedélicas en la España del franquismo y hace un breve recuento de las tendencias actuales. Respecto a la LSD rescata los trabajos del doctor Ramón Sarró titular de la cátedra de psiquiatría en la Universidad de Barcelona, quien tras tomar parte en un coloquio presidido por Aldous Huxley en los Estados Unidos, decidió a su regreso a España "explorar a fondo la acción del medicamento, tanto desde su punto de vista fenomenológico como psicodinámico y terapéutico". Este maestro, considerado como el impulsor de la Escuela Catalana de Psiquiatría, estimuló el interés de otros colegas suyos como Ruiz Ortega, Martí Tusquets y Gonzáles Monclús de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Barcelona, quienes publicaron sus trabajos en la Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina.

El autor también da cuenta de los trabajos de Rof Carballo y González Morado en Madrid destacando su observación de que "las alucinaciones observadas con la LSD reproducen con frecuencia imágenes similares a las que Jung y su escuela denominan arquetípicas y que por serlo, han constituido el tema predominante en las representaciones religiosas de las más diversas culturas... lo interesante con la LSD es que, por primera vez, se demuestra de una manera objetiva la producción experimental de imágenes arquetípicas que conscientemente son totalmente ajenas a la mentalidad del paciente" (15)

Después de mencionar los trabajos de Rojas Ballesteros, Rojo Sierra y Seva Díaz en Granada, Usó pasa a adjudicar el cambio de rumbo en las investigaciones con psicodélicos a los medios de comunicación que "en general pusieron todo su empeño en crear una intensa alarma social en torno a su empleo", y por último se refiere a las tentativas actuales de reactivar su investigación auspiciadas por la Escuela Catalana de Psiquiatría. Menciona los cursos que ha organizado Antonio Escohotado a través de la Universidad de Educación a Distancia y las Jornadas de Enteógenos que se han llevado a cabo en Barcelona "con expertos de la talla de Albert Hofmann, Alexander Shulgin, Jonatha Ottt y Joseph María Fericgla", de quien ofrece una cita: "Dados los esperanzadores resultados de estas terapias, esperemos que pronto se abran las compuertas del sentido común y nos inundemos todos. En especial nuestros políticos." (15)

 

La Psicología Transpersonal

Los tipos de experiencias transpersonales y la emergencia espiritual según los Grof

 

La palabra "transpersonal" es un neologismo para la experiencia directa de las realidades espirituales. Según lo definen Christina y Stanislav Grof: "Significa trascender el modo habitual de percibir e interpretar el mundo desde una posición de individuo separado o cuerpo-ego". Ambos son co-fundadores -junto con Abrahan Maslow y Antoni Sutich- de la "Psicología Transpersonal", disciplina especializada en las experiencias de este tipo y sus consecuencias.

 

Tipos de experiencias transpersonales

En su libro conjunto La tormentosa búsqueda del ser, los esposo Grof dividen en dos categorías a los "estados que constituyen encuentros personales con las dimensiones numinosas de la existencia". En la primera sitúan las experiencias de "lo divino inmanente" o percepciones de la divina inteligencia expresándose en el mundo de la realidad cotidiana: "Toda la creación, personas, plantas, animales y objetos inanimados, parece estar impregnada por la misma esencia cósmica y luz divina. Una persona en dicho estado, de repente se da cuenta que todo lo que contiene el universo es manifestación y expresión de la misma energía cósmica creativa, y de que la separación y los límites son ilusorios." (6)

 

Dicen los Grof que las experiencias de la segunda categoría no constituyen una percepción distinta de lo ya conocido sino que revelan un rico especto de dimensiones de la realidad que normalmente están ocultas a la conciencia humana y que no tenemos al alcance en el estado de conciencia habitual. Pueden considerarse como experiencias de lo "divino trascendente". Un ejemplo típico sería "la visión de Dios como radiante fuente de luz de belleza sobrenatural o una sensación de fusión personal e identidad con el Dios percibido de este modo". También entran en esta categoría las visiones de distintos seres arquetípicos, "como deidades, demonios, héroes legendarios y espíritus guías". Y otras experiencias más complejas que no sólo incluyen entidades sobrehumanas individuales "sino ámbitos mitológicos completos, como cielos, infiernos y purgatorios, o varios escenarios y paisajes distintos a todo lo conocido en la Tierra". (6)

 

Consecuencias de los encuentros personales con las realidades espirituales

Dicen los Grof que para las personas que han tenido algún tipo de experiencia transpersonal, la existencia de lo divino inmanente y trascendente no es fruto de una fe ciega sino un hecho basado en la experiencia directa. Y aseguran también que los estados transpersonales pueden tener una influencia transformativa muy positiva en las vidas de las personas, ya que pueden aliviar distintas formas de trastornos psicosomáticos y emocionales, así como allanar las dificultades en las relaciones interpersonales, reducir las tendencias agresivas, mejorar la autoimagen, aumentar la tolerancia hacia los demás, y mejorar la calidad general de vida:

Entre los efectos positivos a posteriori se produce, en ocasiones, una profunda conexión con otras personas y la naturaleza. Dichos cambios de actitud y comportamiento consecuencia natural de las experiencias transpersonales... La espiritualidad de esta naturaleza, basada en la revelación personal directa, se producen clásicamente en las ramas místicas de las grandes religiones y en sus órdenes monásticas, mediante la meditación, los cantos y plegarias repetitivas, y otras prácticas para inducir dichos estados traspersonales de la mente. Hemos visto en muchas ocasiones que las experiencias espontáneas en las emergencias espirituales tienen un potencialsemejante si se producen en un contexto de apoyo y comprensión. (6)

La emergencia espiritual

Christina y Stanislav distinguen entre un emerger y una emergencia espiritual en función de la rapidez y la intensidad de un cambio radical de conciencia que puede experimentar una persona utilizando o no psicoactivos. Para ellos un emerger espiritual se define como "el proceso de despertar espiritual" tan sutil y gradual que prácticamente resulta imperceptible:

"Tras un periodo de meses o años, una persona mira hacia atrás y se da cuenta de que se ha producido un cambio profundo en su comprensión del mundo, valores, normas éticas y estrategias vitales. Este cambio puede iniciarse con la lectura de un libro que contiene un mensaje tan claro y convincente que es imposible ignorarlo. A uno le queda un anhelo por conocer y experimentar más; luego, coincidiendo con ello, el autor del libro visita la ciudad para dar una conferencia. Lo que lleva a la persona a asociaciones con otras personas que comparten su emoción, luego ald escubrimiento de otros libros y a asistir a más charlas y talleres. Ha empezado el viaje espiritual..." (6)

Por contraposición, una emergencia espiritual ocurre cuendo el emerger espiritual es muy rápido y espectacular "y lo que es un proceso natural puede convertirse en una crisis".

 

Variedades de la emergencia espiritual

Según describen los Grof, las personas que sufren tales crisis se ven bombardeadas con experiencias internas que cambian de un modo abrupto sus viejas creencias y su modo de vivir, por lo que sus relaciones con la realidad varían con rapidez. Entre los casos que han estudiado en el decurso de sus prácticas terapéuticas, citan las siguientes experiencias como detonantes de una emergencia espiritual:

- Episodios espontáneos de conciencia unitaria (experiencias cumbre)

- El despertar de la Kundalini

- Experiencias de casi-muerte

- Emergencia de "recuerdos de vidas pasadas"

- Crisis chamánicas

- Despertar de la percepción extrasensorial (apertura psíquica)

- Comunicación con espíritus guías y canalización

- Experiencis de encuentros con Ovnis

- Estados de posesión

- Adicciones (ver más al respecto en Adicción y tratamientos)

La tormentosa búsqueda del Ser fue escrito precisamente con la intención de ayudar a las personas que atraviesan por alguna emergencia espiritual, pero es evidente que también resulta una guía básica para quienes exploramos los estados no ordinarios de conciencia con ayuda de sustanias psicoactivas y sin ellas. (Ver más eal respecto en Cartografía de la experiencia psicoactiva)

Christina Grof fundó en 1980 la Red de Emergencia Espiritual para asistir a las personas que atraviesan por tales trances y para formar terapeutas que puedan apoyarlos. Actualmente ha crecido hasta convertirse en una organización internacional que ofrece asistencia terapéutica en diversos países, educación e información par las personas que pasan por un proceso de transformación, así como para sus familias, amigos y profesionales que les rodean.

Para mayor información, contactar con The Spiritual Emergence Network / Center for Psychological & Spiritual Health (CPSH) http://www.cpsh.org/ y leer: Grof, Christina y Stanislav: La tormentosa búsqueda del Ser, Los libros de la liebre de marzo, Barcelona, 1990.

 

La Teoría de Psicosíntesis

720 sesiones con plantas y alcaloides visionarios: los experimentos del Dr. Salvador Roquet


Se cree que desde tiempos inmemoriales los indígenas de la zona de Oaxaca han venido realizando un desahogo semipúblico que los psicoanalistas mexicanos de la época jipi dieron en llamar narcoanálisis: "se le preparaba al paciente una infusión de beleño, peyote, hongos alucinantes y después de beberla, como dice el Fraile Beneficiado de Atenango, Don Hernando Ruiz de Alarcón: 'soltaban la lengua, decían cosas muy peores y dizque luego se confortaban con tal hechicería'." (11) Se supone que la potente mezcla de psicoactivos provocaba algún tipo de catarsis. El bebedor relataba sus conflictos y confesaba todos sus delitos sintiéndose después muy aliviado.

Hace más de 30 años, un psiquiatra mexicano tuvo la extravagante idea de retomar las bases de este tipo de análisis para fundirlas con el conocimiento psicoanalítico de Occidente. Todo comenzó en el transcurso de una velada guiada por la mítica María Sabina. El doctor Salvador Roquet, quien hacía algunos años había realizado diversas labores de salubridad y asistencia pública entre los mixes de la Sierra de Oaxaca, fue iniciado en las técnicas chamánicas que involucraban el manejo de plantas sagradas. Poco después, en noviembre de 1967, en la calle de Monterrey 132, en la Ciudad de México, Roquet llevó a cabo la primera sesión de una nueva terapia que tomaría el nombre de psicosíntesis.

Según sus propias palabras: "No se trataba de repetir lo hecho por diversos y muy respetables investigadores. Se trataba de aprovechar las extremadamente ricas posibilidades que ofrecía la etnobotánica de mi país, asimilando e integrando prácticas indígenas milenarias a la ciencia psiquiátrica moderna, con el respeto que ambas merecen." (11) Se supone que Roquet trabajó con más de 1,700 pacientes, obteniendo una respuesta favorable al tratamiento en un 85% de los casos; cifra que contrasta con el bajo promedio de la psicoterapia clásica y sus altos costos.

Aunque ya antes y simultáneamente algunos psiquiatras como Timothy Leary, Allan Wats, Richard Alpert, John Lilly y Stanislav Grov, habían experimentado con psicodislépticos sintéticos como LSD, ketamina, psilocina y psilocibina, la innovación que introdujo Roquet fue la de usar estos psicoactivos junto con la administración drogas orgánicas: hojas de la pastora (Salvia divinorum), semillas de ololiuqui (Rivea corymbosa e Ipomea violacea); hongos psicoactivos (Psilocybe mexicana, Psilocybe Caerulescens y Stropharia cubensis); peyote (Lophophora williamsii); toloache (Datura inoxia); y ayahuasca (Banisteriopsis caapi o Banisteriopsis inebrians con Psychotria viridis).

Es decir, mientras que sus colegas usaban los alcaloides químicamente sintetizados de estas plantas, el doctor Roquet utilizaba las plantas completas que tienen otros alcaloides menos conocidos (y seguro algunos todavía no descubiertos), administrándolos junto con otras drogas sintéticas como la ketamina y la MDMA, mediante técnicas chamánicas de manejo energético y de grupos. Otra novedad del psiquiatra mexicano fue la introducción de escalas axiológicas, las llamadas Tablas de Hartman basadas en el concepto de amor universal, para cuantificar el avance de sus pacientes en una época en la que todo profesional ortodoxo se había propuesto excluir cualquier juicio de valor de la terapia psicoanalítica o psiquiátrica.

Cada paciente debía acudir a un total de 12 sesiones colectivas al año. El tipo de droga que se le administraba al sujeto cambiaba en cada experiencia, dependiendo de su antigüedad y de sus progresos. Por lo general, todos comenzaban con psicodislépticos "pobres en alucinaciones y ricos en vivencias y asociaciones" como las semillas de ololiuqui y la MDMA; continuaban con los de potencia intermedia como la ketamina que "permiten aflorar vivencias encubiertas", para finalmente acceder a los más potentes en alucinaciones como peyote, ayahuasca, hongos y LSD; justo cuando "el paciente ha logrado cambios de interés en su personalidad y ha adquirido un entrenamiento que le permite una apertura y una posición receptiva en el proceso de la terapia." (11)

Independientemente de las drogas en cuestión, la terapia colectiva se antoja alucinante por sí misma. Las sesiones tipo maratón ¡duraban 22 horas en promedio! 22 horas en las que un grupo heterogéneo de 15 a 35 pacientes cuyas edades fluctuaban entre los 15 y los 80 años, lograban una especie de catarsis colectiva con ayuda de un visionario y la guía de Roquet y sus asistentes.

Se supone que "viajes trascendentales y místicos" eran la pauta común y ello posibilitaba "el logro del amor del paciente con el mundo externo y con él mismo y la consecución de ese amor: la relación armoniosa del hombre con sus semejantes y consigo mismo..." según Roquet, al final de cada sesión: "la emotividad y la sensibilidad son extremas en tal forma que hacen experimentar el amor como condición esencial para la vida, y por lo tanto, como meta y objetivo a alcanzar en ésta... el emerger del amor será entonces vivenciado, y concientizado como objetivo único del vivir, de uno, de dos y de todo ese conglomerado que es en sí esta humanidad." Estas aseveraciones están plenamente respaldadas por los testimonios de muchos pacientes que relataron excursiones psíquicas como estas:

[...] me di cuenta de un hecho insólito, sentía que a pesar de no ser una entidad definitiva y de estar cambiando a cada instante, formaba parte de una energía y de un plan que se había fraguado en algún lugar del universo y esa energía, estaba trabajando en mí, moldeándome, amasándome, convirtiéndome en átomos y moléculas sueltas que se volvían a unir, produciendo diferentes sustancias... (11)

[...] yo tenía ante mí dos universos, dos poderosas tentaciones y me era dado elegir entre ambas: la primera, mi hermosa, segura y tibia cápsula a través de la cual yo podía contemplar la segunda: el espacio abierto, libre, infinito y atractivamente luminoso. Llegado el instante no dudé en elegir. no me sedujo la tibieza y la sobreprotección y di un paso hacia la luz y elegí voluntariamente la vida, me decidí a nacer por mí mismo y contraje entusiasmado y lleno de orgullo el maravilloso privilegio de ser hombre... (11)

Con base en todas estas experiencias, Salvador Roquet y Pierre Fraveu desarrollaron una auténtica tesis filosófica sobre la razón de ser del humano en este planeta que bautizaron como "teoría de la personalidad en la terapia de psicosíntesis". Esta teoría postula que la energía universal, el prana de los vedas, existe innegablemente y por lo tanto, el hombre como manifestación de esa energía es inmortal. Amor, dios y energía universal son un mismo concepto y los problemas mentales, especialmente la neurosis, se reducen a problemas de amor, "amor que es energía, vida y salud... el no logro del amor, el no poderlo alcanzar, realizar, implica por lo tanto enfermedad."

Otros problemas mentales se derivan de la no aceptación de la muerte y del anhelo de subsistir. "El hombre es presa de la angustia existencial y este miedo a morir lo conduce al miedo de vivir, porque el vivir lo expone al morir". Debido al miedo y a la falta de amor "el ser humano tratará; de eludir el sufrimiento y el dolor, pretensión que lo llevará a querer no sentir o por lo menos disminuir su sentir, bloqueando o limitando su sensibilidad; pero al bloquear ésta, se está deteniendo una de las dos ramas o raíces del origen del amor y por lo tanto éste es limitado en su desarrollo, distorsionándolo e impidiéndolo." (11) [Ir a las "Conclusiones" completas, último capítulo del libro de Salvador Roquet y Pierre Favreau: Los alucinógenos: de la concepción indígena a una nueva psicoterapia]

Roquet mantenía la hipótesis de que existen cuatro niveles posibles de experiencias con psicoactivos visionarios. En el primer nivel, el más superficial, se tienen distorsiones perceptivas menores; en el segundo nivel se puede lograr cualquier estado místico profundo descrito en la literatura o simplemente escapar de los problemas propios con fantasías placenteras, pero independientemente de cual sea el contenido de la experiencia, no dará como resultado ninguna reorganización de la personalidad y no suele desembocar en una intuición o conocimiento verdadero y por el contrario, parece preservar la estructura adaptativa de la psique. El tercer nivel es el de la ansiedad existencial y suele verse acompañado por recuerdos de la infancia, la sensación de una confrontación inminente con la muerte y una abreacción y una catarsis intensas. El cuarto nivel es el más profundo y se caracteriza por experiencias de muerte y renacimiento donde la personalidad queda totalmente detenida, se pierden todos los puntos de referencia anteriores y se produce una reorganización profunda.

Según Roquet sólo en este último nivel tienen lugar experiencias verdaderamente místicas o que transforman realmente la vida. Es por eso que alcanzar experiencias del cuarto nivel se consideraba básico para una terapia con éxito y constituía el objetivo de la psicosíntesis: "sintetizar una personalidad sana mediante las cualidades integrativas de dichas experiencias". (1)

¿Qué resultó de todo esto? En 8 años de trabajo, se realizaron 720 sesiones con notables e inusuales índices de éxito dentro del marco de la psicología y psiquiatría contempoáneas que concluyeron abruptamente en agosto de 1974, cuando la clínica del doctor Roquet fue clausurada por las autoridades mexicanas con lujo de violencia. El doctor y sus colegas fueron acusados de provocar cuatro casos de psicosis en el transcurso de sus terapias psicosintéticas con enteógenos. Roquet y sus colegas dijeron al respecto:

Uno de estos casos, supuestamente hospitalizado en estado grave de psicopatología, salió de su casa con sus cinco hijos sanos y alegres, para manifestar que su último disco de clavecín acababa de grabarse y salir al mercado. Gracias a Dios... en cuanto a los otros tres, efectivamente psicóticos, -que fueron traídos por sus familiares con la desesperación debida- se trata de casos de psicosis crónica, anteriormente diagnosticados, tratados sin ningún resultado y abandonados por eminencias (toda proporción guardada) de la psiquiatría. Pudimos curar a uno y mejorar a otro. Para el tercero, tenemos que reconocerlo, nuestra terapia no fue más efectiva que la de nuestros estimados colegas. (11)

El asunto fue tan sonado que el doc y sus colaboradores fueron a dar a la Cámara de Diputados. Durante una de las comparecencias, un grupo de psiquiatras y terapeutas estadounidenses manifestó al gobierno mexicano que "si al Dr. Roquet se le da libertad para continuar con sus exitosas terapias e investigaciones, con psicodislépticos, la Ciudad de México bien podría convertirse en la capital psicoterapéutica del mundo." Al doctor no se le dio la oportunidad. Su clínica fue definitivamente cerrada y existe la gran duda sobre qué hubiese pasado si la psicosíntesis hubiese cobrado carta de naturalización entre los mexicanos...

Uno de sus discípulos, el estadounidense Richard Yensen, dice de él en el prólogo de su biografía:

Salvador era notable por su aliento, por su sinceridad, por su valor y por su sabiduría. Era filósofo y médico, clínico genial, humanista y sinérgico, que podía combinar muchos niveles de estimulación tan diestramente como un arquero Zen parte en dos con su segunda flecha la primera que lanzó. Salvador estaba profundamente preocupado por el bienestar de los seres humanos sin importar sus diferencias raciales, étnicas y religiosas y podría comunicar este interés en una forma profundamente elocuente, motivada a todos los que se molestaban en escucharlo… Las técnicas desarrolladas por Roquet son revolucionarias más allá de los estrechos confines de la psiquiatría y la psicología: son un tratamiento para el corazón y el alma del paciente, no sólo para su mente. (18)

Yensen, profesor e investigador de prestigiadas universidades estadounidenses como Harvard y Maryland, miembro de la Asociación Americana de Psicología, de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia y de la Academia de Ciencias de Nueva York, fue uno de los especialistas que testificó en favor de Roquet ante el Tribunal Superior de Justicia de México y la Cámara de Diputados. Gracias a sus testimonios y los de otros colegas suyos, así como los de varios pacientes de Roquet, finalmente fue liberado después de cumplir nueve meses de prisión, aunque nunca más pudo volver a llevar a cabo una práctica libre y abierta con los psiquedélicos.

En otra obra suya, dice Yensen:

Considero a Roquet un clínico genial, controvertido y a menudo incomprendido, lo cual es de lamentar porque gran parte de su trabajo era de naturaleza tan avanzada que ha sido objeto de las peores distorsiones en la prensa popular, y hasta hoy en día es poco comprendido, incluso entre los investigadores psiquedélicos. Sin embargo, estoy orgulloso de haber tratado a este hombre como colega, amigo y maestro. (19)

(Ir a las "Conclusiones", último capítulo del libro de Salvador Roquet y Pierre Favreau: Los alucinógenos: de la concepción indígena a una nueva psicoterapia)

[*Tip para cualquier estudiante de psicología o psiquiatría que quiera titularse haciendo una tesis interesante y de utilidad pública: las 720 sesiones están grabadas en cintas magnetofónicas y, junto con el archivo correspondiente a 1,700 pacientes, constituyen un material de investigación bastante rico.]

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