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Antropólogo y terapeuta
especializado en chamanismo y enteógenos
Entrevista
realizada por Karina
Malpica el
18 de noviembre de 1999,
entre Barcelona y Sabadell en Cataluña, España. ANTECEDENTES
Josep
María Fericgla es una auténtica autoridad en materia de enteógenos.
Y se ha ganado este título, no por publicidad o por el favor de una
mafia de eruditos, sino a través de la pasión, perseverancia y dedicación
que caracterizan su trabajo. Fundador y director de la SEA
Societat d'Etnopsicologia Aplicada i Estudis
Cognitius
(Sociedad de Etnopsicología Aplicada y Estudios Cognitivos), Josep María
es el prototipo de un buen hombre catalán: honesto, íntegro,
racional, práctico y solidario con las causas que considera justas.
Es también un buen ejemplo de científico occidental en el sentido
de trabajar confiado y seguro, sintiéndose respaldado por el arsenal
de conocimientos teóricos y fácticos que ha logrado acumular durante
su formación universitaria y sus más de quince años como
investigador. No obstante, su experiencia vital y su contacto con diferentes
pueblos indígenas le han dotado de una apertura poco frecuente aún entre
la comunidad científica. Le gusta ayudar a las personas,
no sólo como terapeuta sino como amigo; y tiene un particular interés
en compartir, difundir y confrontar toda la información que llega a
sus manos, a través de sus libros y artículos, organizando anualmente
las Jornadas Internacionales sobre Enteógenos, y aceptando participar
en los múltiples y distintos foros a los que se le invita. Siendo uno de los pioneros de
la bioexperimentación con sustancias enteógenas para aplicaciones terapéuticas,
así como el iniciador en Europa del uso de la ayahuasca para el tratamiento
de toxicomanías, Josep María Fericgla es uno de los científicos que
más han sido afectados por la prohibición. Al mantener una inusual coherencia
entre lo que sabe, lo que piensa y lo que hace, le cuesta trabajo tolerar
la hipocresía, la ignorancia, y la incongruencia que encuentra en la
ley antidogas. Esta entrevista se realizó en
el automóvil de Josep María, durante el trayecto entre Barcelona y Sabadell
donde él daría una conferencia sobre las plantas sicoactivas utilizadas
por las brujas. Esto fue en el marco de una conmemoración organizada
por universitarios catalanes para recordar la quema de tres mujeres
en el pueblo de Sabadell doscientos años atrás. Dado que conocía su extenso currículo
y únicamente lo había visto una vez antes de este encuentro, mi condición
previa en esta entrevista era de nerviosismo y expectación.
Mi nerviosismo desapareció al cabo de unos minutos porque como buen
terapeuta, Josep María tiene el don de tranquilizar e inspirar confianza;
mientras que mi expectación se vio recompensada con toda la información
que compartió conmigo, tanto la que transcribo a continuación como la
que retengo en la confidencialidad de mi memoria, pues él me pidió que
apagara la grabadora antes de hacerme algunos comentarios extraoficiales
suplementarios. Gracias a él aprendí que al prohibir
o dificultar la experimentación con enteógenos y otros sicoactivos que
arbitrariamente han sido colocados en las cuatro listas de sustancias
controladas, la Organización Mundial de la Salud y quienes están detrás
de ella dictando lo que puede o no ser consumido e investigado, verdaderamente
están retrasando la ciencia en detrimento de la salud mental y emocional
de la humanidad. ENTREVISTA
Nombre o seudónimoJosep María Fericgla Lugar y fecha de nacimiento24 de enero de 1955, Barcelona,
España. OcupaciónSoy antropólogo en varias vertientes.
Como investigador, como docente en la universidad, como escritor. También
soy psicoterapeuta. Y como escritor no sólo escribo libros de antropología
académica o teórica, sino que también escribo en varias revistas de
mucha difusión aquí, artículos de antropología o de psicología más divulgativos.
Dirijo dos colecciones de libros, una exclusivamente dedicada a enteógenos,
que es la única que hay en lengua castellana, y otra sobre antropología
teórica. ¿Qué más es mi ocupación? Estoy enamorado de mi mujer... ¿Qué
drogas has consumido? Pues... Mira, vamos a ver, como
estimulantes, café,
té, cocaína,
teobromina (o sea el principio activo del chocolate, del cacao), hojas
de coca en bruto,
diversos tipos de metamfetaminas,
de síntesis naturales también. Luego, como estupefacientes he consumido
pues opiáceos, varios tipos:
morfina, apomorfina,
codeína, opio natural.
Alcohol, hachís,
en varias formas, fumado, cocinado en pastelitos...
Como sustancias visionarias o enteógenos. pues LSD,
psilocibina, mezcalina,
2CB, ayahuasca,
dimetiltriptamina pura, ergot,
Amanita muscaria... ¿Cuál es tu posición
en el debate en torno a la despenalización de las drogas? Los políticos las prohíben porque
es un magnífico negocio que estén prohibidas. Y es mucho más negocio
todavía que estén prohibidas precisamente porque el ser humano las seguirá
consumiendo de todas formas, entonces el precio puede multiplicarse
y prácticamente todos los políticos de un cierto nivel para arriba reciben
beneficios del narcotráfico, de una forma o de otra, con lo cual, cómo
la van a legalizar ¿no? Para mí éste fue uno de los descubrimientos
más duros de mi vida, descubrir de pronto que la mayor parte de políticos
consumen drogas, y drogas ilegales además, no sólo drogas legales, que
no hay mucha diferencia químicamente, entre codeína que es legal y morfina
que es ilegal por ejemplo. La clasificación es una arbitrariedad, es
como decir, las pizzas de pimiento son legales y las pizzas de gambas
son ilegales. Es una estupidez arbitraria como tantas otras. Para mí es totalmente loco, absurdo
y esquizofrénico que las drogas estén prohibidas, pero lo entiendo porque
es muy buen negocio, se suma la estupidez de unos políticos con la avaricia
de otros y como el poder está en sus manos, pues es una combinación
perfecta para estar en esta situación absurda en que estamos. Lo que
pasa es que a mí como científico no me interesa nada esto. Quiero decirte
que yo hago lo que tengo qué hacer y a veces he tenido discusiones con
políticos de aquí y les he dicho, "mirad vosotros haced vuestro
trabajo y hacedlo lo mejor que podáis", que no es gente mala en
general, "yo he de hacer mi trabajo, yo soy científico; entonces
yo no me meto en lo vuestro y vosotros no me molestéis a mí, y yo como
científico, es que no me importa que aprobéis algo, porque es tan absurdo,
es tan idiota que esté prohibido que pues yo voy a seguir haciendo mis
investigaciones porque tienen que ver con el bien de la humanidad y
no voy a haceros caso por más tonterías". Y esto lo he dicho hasta
en la televisión cuando me han preguntado: que para qué hacerles caso.
Yo sé que puedo terminar en la cárcel, pero es mi vida, es mi integridad
y de todas formas pienso que mientras estén prohibidas vamos a tener
que aguantar este negocio de unos pocos en detrimento de todo el resto
de la sociedad. ¿Cómo surgió tu
interés por los enteógenos y la etnopsicología? No sólo por los enteógenos, fue por las drogas psicoactivas en general al principio. Yo empecé estudiando sicología. Desde que era adolescente me ha interesado la mente humana, pero no como fuente de patologías o de problemas, sino la mente humana. Cómo funciona mi mente, cómo construyo yo el mundo, mi mundo de valores, de referencias perceptuales, de creencias, mi mundo estético, cómo percibo el dolor, cómo percibo el placer, o sea, todo esto de cómo funciona mi mente, simplemente, en todo su enorme abanico. Entonces primero estudié sicología, luego me di cuenta de que no servía prácticamente para nada. Estudié neurología y luego antropología. Y mientras estudiaba antropología sucedieron dos cosas en mi vida que la cambiaron. Una, que probé una dosis de LSD en la época de los jipis, digamos, en los años 70. Y luego descubrí algo en antropología que nunca se dice pero es capital la importancia que tiene, es el hecho de que 89% de sociedades no occidentales consumen sustancias sicoactivas, las que están prohibidas precisamente, y que se las acusa de ser fuente de marginación, de delincuencia, de psicopatologías, de trastornos sociales y personales... Resulta que estas 89% de sociedades, yo he hecho los cálculos, y son todo contrario, son fuente de virtuosismo, digamos, son origen de aglutinamiento social, se celebran ritos de cohesión social en torno al consumo de estas sustancias; se usan en ámbitos médicos, religiosos, chamánicos, de procesos de educación y socialización... Entonces esto a mí me dejó extrañamente sorprendido, el que estas sustancias que para nosotros desde hace poco más de treinta años, o sea desde el año 60 aproximadamente, se han convertido en la propia imagen del diablo, que en otras sociedades resulta que son Dios en la tierra, literalmente, son sustancias sagradas. Cuando probé LSD
por primera vez, entonces entendí exactamente a raíz de qué era todo.
O sea, que realmente estas sustancias producen estados que se pueden
comparar con la máxima beatitud o divinidad. Entonces decidí que iba
a dedicar mi vida a estudiar esto. Y lo primero que tuve que entender
y hacer entender a los demás en mi entorno, es que estas sustancias
no son un problema, sino que pueden ser tratadas como tema, no como
problema. Y que yo las iba a tratar como tema para el resto de mi vida,
en mis investigaciones, en mis autoexperimentos, o bioensayos, que se
llama ahora a esto de experimentar con uno mismo. Bueno, así fue como
surgió mi interés y a medida que fui leyendo más y más, me fui dando
cuenta de que no se puede hablar en absoluto de evolución de la especie
humana sin tener en cuenta estas sustancias. Y que desde hace por lo
menos mil años, desde que el monoteísmo se pudo instalar bien, han sido
perseguidas estas sustancias. Pero como su consumo es intrínseco, inherente
a la especie humana, da igual que las persiga el cristianismo, que las
persiga la inquisición, que las persiga la policía laica, da igual...
O sea, esto es algo consubstancial a la especie humana y de ahí mi interés,
que lentamente se ha ido convirtiendo en un interés no sólo científico
y subjetivo sino en algo mucho más político y social. ¿Desde
tu perspectiva cuál es la diferencia entre una experiencia mística a
través de los enteógenos y una experiencia mística sin ellos? Bueno yo no te puedo hablar de mí propia experiencia en estos términos, porque mis experiencias místicas siempre han sido con substancias... No, mentira. Estoy mintiendo. Es que he pensado ahora como en términos más religiosos. O sea, yo he tenido experiencias de carácter intrínsecamente místico con substancias y sin ellas. Alguna vez las he tenido espontáneamente -y no tengo la menor duda que son experiencias místicas, porque de pronto místicos acreditados hablan de lo mismo, de cómo una o dos veces en su vida han tenido estas, como aperturas de su conciencia de forma espontánea. Y además he tenido estas experiencias con respiraciones, que yo llamo holorénicas, que producen una hipo oxigenación del cerebro y que son utilizadas en contextos chamánicos como el inuit o esquimal. Entonces, para mí son exactamente lo mismo. Por eso hay veces que prefiero utilizar sustancias, y a veces no. Aparte de esto, estoy en contacto con un gran maestro de budismo zen. Una persona que ya es mayor y es un maestro reconocido dentro del budismo zen y el tiene su propia comunidad y dirige un templo de budismo zen con toda la responsabilidad que esto implica, y en fin, es una persona que medita bastantes horas diarias desde hace muchísimos años y conoce las técnicas para moverse en estos estados mentales sin consumir nada, sólo con técnicas de meditación de budismo zen. Y alguna vez que hemos tomado enteógenos juntos él me ha dicho que efectivamente, era lo mismo, pero que le era incluso más fácil entrar en mundos que él ya conocía. Y que a él le ha costado mucho entrar a estos mundos, mucho entrenamiento de muchas horas diarias, durante meses y años de su vida... Y dice que con los enteógenos era lo mismo, sólo que entraba de una forma más fácil.
O sea, que en cierto aspecto ¿son una vía más corta?Es una vía más corta y por tanto
es más peligrosa también. Yo no quiero decir que no tengan peligro los
enteógenos. Tampoco quiero decir que el budismo o la meditación estén
exentos de peligros. Claro que tienen también. Pero con sustancias es
mucho más corto, mucho más rápido. Lo que ocurre es que con los enteógenos,
-no me refiero a los narcóticos, ni estimulantes, ni hipnóticos, que
es un error muy común confundir sustancias precisamente por esta indiferenciación
que hace la ley con todos ellos, se habla de drogas y es sólo una estrategia
más para confundir a la sociedad porque no tienen nada qué ver un estimulante
con un narcótico, sea legal o ilegal. Es lo mismo que mezclar café con
cerveza, o sea que no tiene nada que ver- entonces si hablamos estrictamente
de enteógenos, lo que éstos hacen es darnos mucha más información de
nosotros mismos, como que de pronto abren las compuertas del inconsciente,
dicho en términos de psicología analítica, y la persona que lo está
tomando dispone de mucha más información emocional, biográfica y de
otros tipos de sí misma, pero entonces hay que saber qué hacer con esta
información. Y esto no es fácil, esto depende de lo maduro que sea la
persona, depende de la prestancia que tenga, de su propia sabiduría
vital, digamos, y esto no se improvisa. De ahí que yo siempre recomiendo
que para tomarlos, por lo menos la primera vez, se haga con otra persona
que tenga experiencia y con quien uno se sienta en confianza. Por esto
precisamente, porque a veces tanta información de pronto en la mente,
de la parte oscura de la mente, produce estados de ansiedad o de angustia
o de trastorno de diversos tipos... pero esto también es lo que también
tiene de bueno, el abrir estas compuertas que es lo que llaman el mundo
místico, como que de pronto en el mundo interior desaparece la guerra
civil habitual que todo el mundo lleva, ¿no? La neurosis de pelearse
unas pulsiones internas con otras, y esto es hacia lo que van llevando
las técnicas religiosas de meditación y el éxtasis o la sensación de
trance extático no es nada más que esto, como que de pronto desaparecen
todas estas contradicciones y conflictos internos y con el mundo exterior.
Uno se siente dentro de una nube de inmensa paz y de gran trascendencia
de su propia vida, que viene a ser lo mismo. Entonces éste es el problema
que hay con los enteógenos, que hay que saberlos tomar. Y digamos que
una persona que esté en una línea mística clásica, sin sustancias, pues
va aprendiendo muy lentamente porque primero medita una hora al día,
luego medita dos o tres, luego tres o cuatro, y como que todo esto que
va floreciendo dentro suyo tiene más tiempo de digerirlo, y aparte que
todas estas técnicas de meditación siempre están dentro de escuelas,
escuelas religiosas o incluso escuelas laicas tipo yoga, pero siempre
dentro de unos marcos escolásticos que ya van indicando a los sujetos
qué pasa si haces este ejercicio, que pasa si haces el otro, cómo hay
que ubicar pulsiones emocionales que de pronto se desbordan, todo esto,
¿no? Y con los enteógenos debería de ser exactamente lo mismo, el problema
es que son ilegales, pero yo estoy empeñado en crear una escuela para
esto. Y de hecho los talleres que yo hago de percepción de la propia
muerte, en los que no uso sustancias porque no quiero problemas con
la DEA, pero por medio de técnicas de respiración induzco los mismos
estados mentales que con sustancias. ¿Exactamente
los mismos? Prácticamente. O sea, al espacio
que se llega es al mismo espacio, de esta absoluta paz, si uno es capaz
de llegar allí, ¿no? Pero si uno no es capaz de llegar da igual que
tome sustancias o no. Porque uno tiene antes que resolver cosas más
punzantes en su vida. ¿Dentro del campo de la terapéutica
clínica, qué criterios utilizas para decidirte por una terapia con entéogenos
o sin ellos? Es difícil responder esta pregunta
porque no hay unos criterios únicos y objetivables. El legal sí es uno, ¿no? El que
prefieras por ejemplo estas técnicas de respiración para no infringir
la ley... Claro, pero estas técnicas las
uso de forma grupal. Entonces, para terapias individuales o en pequeños
grupos de hasta seis personas, a veces uso ayahuasca, porque la ayahuasca
todavía es legal en su forma natural, no en su forma sintética, por
cuestión de estos absurdos. La ley está un poco trastocada con esto,
lo mismo que con los hongos. Hongos psilosíbicos frescos son legales
y si están secos se considera que ha habido alguna manipulación y por
tanto que son ilegales porque estás buscando la psilocibina, pero esto
es una tontería, ¿no? Entonces ¿no se debería de meter a todo el campo
en la cárcel porque seca hongos?, o sea es una situación de estas que
no tiene ni pies ni cabeza. Y con la ayahuasca sucede lo mismo. En su
forma sintética es ilegal y en su forma natural no. De todas formas,
el criterio que uso -tanto si uso respiraciones como si uso ayahuasca
que es lo máximo que se puede usar sin salir de la ley-, es el que la
persona esté preparada para entender lo que le va a pasar, digamos en
esta apertura enorme que se va a hacer de su trauma, porque de hecho
podríamos decir que todos los conflictos psicológicos que necesitan
algún tipo de terapia, son como una herida; literalmente son traumas,
sólo que nos son físicos, son traumas sicológicos. Son como una herida
que de pronto se ha cerrado con callos y con durezas en la piel, pero
dentro ha quedado la infección, entonces hay que abrir esto para limpiarlo,
pero no todo el mundo es capaz de que se le abra de nuevo esta herida,
este trauma para poder entrar el terapeuta dentro y limpiar toda la
herida que hay allí, ¿no? Limpiar la herida en el plano psicológico
es llevarla a conciencia, entender qué es lo que pasó, pues yo que sé,
perdonar, por ejemplo, si hay odio o hay rencor acumulado, o hay algún
tipo de sentimiento de estos que desgastan al ser humano y no lo llevan
a ninguna parte. Entonces hay personas que lo pueden hacer y otras que
no, simplemente. Y las que no pueden hacerlo porque están todavía como
demasiado cogidas por su propio trastorno, pues espero a que hayan crecido
un poco como seres humanos, sean capaces de entender más. Normalmente
lo que hago a estas personas, también si tienen un nivel de inteligencia
mínimo que no lo puedan entender, lo que hago es empezar a hacer análisis
de sueños durante un tiempo, para que vayan viendo que lo que hay dentro
de ellos tiene un orden, tiene un sentido. Pero les hago este análisis
de sueños no sólo como terapeuta, pera entender yo qué está pasando
en su inconsciente, sino que les explico el sentido de los símbolos
principales, y así ellos poco a poco van entendiendo, que es que yo
no me lo invento, que es algo que se ha estudiado desde hace más de
un siglo que son todos los símbolos oníricos y que ellos mismos lo pueden
buscar en un diccionario. Y a veces como aparecen símbolos históricos,
sociales o arquetípicos, y resulta que un círculo simboliza esto, o
la espiral esto... y de pronto se dan cuenta de que su sueño tiene mucho
sentido, y esto empieza a estructurarlos en su mundo interior. Y bastantes
personas que he tratado que parecían totalmente deshilachadas en cuanto
a su personalidad y como que no había forma de darles un sentido a su
yo, esto de los sueños ha sido muy útil para ellos. Ver que no es algo
suyo o de fantasías, sino que el mundo entero funciona de esta forma,
el mundo de la mente. Y así, si al cabo de algún tiempo veo que tiene
una estructura de su yo suficientemente sólida, entonces ya vamos con
enteógenos. O sea, éste es el criterio básico. Que sean capaces de encajar
y de digerir la información que esto les va a proporcionar, aunque sea
con mi ayuda como terapeuta o la de alguno de mis colaboradores
en los grupos. ¿Cómo defines tú la adicción? Para mí no existe la adicción.
Bueno, existe una adicción
física, que es una cosa muy fácil de resolver, incluso a sustancias
consideradas altamente adictivas como opiáceos,
heroína, morfina
y estimulantes como cocaína
y amfetaminas.
Pero esto se sabe que la persona más adicta en diez días su cuerpo está
limpio. Y luego está lo que se llama adicción
psicológica, que todas las personas que tratan toxicómanos dicen, no,
esto es el problema, la adicción
psicológica. Pero para mí esto no existe, es sólo una manera de hablar.
Lo que realmente hay, en términos más estrictos desde el punto de vista
descriptivo, son comportamientos compulsivos. O sea comportamientos
que a la persona algo le obliga a hacerlos incluso dándose cuenta de
que van en contra de sus propios intereses, que la hieren esos comportamientos,
pero no puede evitar hacerlos, ¿no? Esto es un comportamiento compulsivo.
Y todo comportamiento compulsivo es lo mismo, en el fondo da igual si
es al sexo, a las máquinas de echar monedas, alguna sustancia psicoactiva,
el trabajo, una secta, da igual. Bueno, por supuesto que no da igual,
vamos, pero desde un punto de vista un poco más elevado que el comportamiento
inmediato, lo importante es el comportamiento compulsivo, no a la cosa
a la que está enganchada la persona. Entonces todo comportamiento compulsivo
lo que hace es estar llenando algún vacío interior de la persona, emocional,
existencial, depende. Pero generalizando para contestarte, algún vacío
interior. Entonces la adicción lo que hace es llenar el espacio de este
vacío interior, y lo que hay que hacer no es cortar con la adicción;
por eso las terapias conductistas no funcionan, o funcionan en un 3
por ciento de los casos, que es como decir que no funcionan, sino que
lo importante es descubrir qué es el vacío de cada persona, de dónde
surgió el vacío. Y entonces que lo llene, digamos, si es un vacío existencial,
o del sentido de la vida, o emocional, o de falta de protección o algún
trauma de abandono, lo que sea... Entonces en cuanto la persona lo pueda
llenar, automáticamente dejan el comportamiento compulsivo porque ya
no tiene espacio. ¿Y en qué consisten concretamente
tus tratamientos contra el comportamiento compulsivo producido por el
vacío? Pues en esto precisamente. Yo
hasta ahora he tratado sólo pequeños grupos de personas que me los mandan
de una clínica española y de otra francesa de mucho prestigio ambas.
Sólo acepto los casos más extremos, politoxicómanos, reincidentes, personas
con varios intentos de suicidio, no sólo chicos aburridos de la vida
o neuróticos que empiezan a pincharse y sus papás asustados los mandan
a la clínica, sino personas que realmente con reincidencia de una gravedad.
Y hasta ahora clínicas con el 20% de éxito en desintoxicación se consideran
buenas clínicas, y nosotros hemos tenido casi 100% de éxito. Claro que
han sido sólo dos grupos piloto de seis personas cada uno, pero es la
totalidad casi de la muestra que hemos analizado. Y hay muchas veces
que una enfermedad se describe por un solo caso, digamos la estadística
electoral no tiene nada que ver con la estadística clínica, son criterios
muy distintos. Y el tratamiento ha sido como ahora te contaba, atenderlos,
tratar de descubrir dónde está su vacío. Lo interesante con estas personas
es que a veces ya habían probado la ayahuasca y algunos tenían un historial
clínico de años, de equipos de psicólogos, médicos, se saben las reincidencias
que han tenido, en fin. O sea, son casos clínicos muy bien descritos
desde años. Entonces el protocolo, consiste en atenderlos, hacerles
pura terapia de sicología analítica, o sea explicarles sueños, para
esto que te decía de ayudarles a que vayan construyendo su yo alrededor
de algo suyo interno y no de algo externo, algo tan íntimo como los
sueños cuyo lenguaje inconsciente es universal. Yo no tengo duda de
esto, porque he aprendido a hacer análisis de sueños entre los indios
de la amazonía que tienen un complejo sistema de analizar sueños, y
por supuesto de acuerdo a nuestra sicología analítica, especialmente
jungiana. He estado haciendo análisis de sueños con ancianos kurdos
también que para ellos tiene mucha importancia, o sea que he tenido
la suerte de poder aprender en varios marcos culturales análisis de
sueños. Entonces les hago análisis de sueños, procurando que ellos entiendan
sus propios sueños, o sea dándoles a ellos mismos las pistas y diciéndoles,
pues mira búscate ente símbolo, ahí tienes un diccionario de símbolos
o esta enciclopedia general; y ellos mismos a veces se sorprenden de
que su símbolo está allí, "además me encaja lo que dice aquí",
digamos cuando empiezan a entender un poco y yo les explico mucho, les
ayudo a que construyan su propio sistema de autoconocimiento, les explico
muy a menudo cómo funciona nuestro inconsciente, cómo funciona nuestra
psique, cómo funciona nuestro sistema nervioso, y así... ¿Qué puntos en común hay y en qué
difieren tu trabajo y el que hacía el Dr. Salvador Roquet en México? De entrada, él fue un maestro
y yo fui un alumno con él. Él no hacía formación, no hacía cursos, así
es que cualquiera que diga que fue su alumno, es mentira. Pero yo aprendí
de él estando en sesiones con él, viéndole cómo trabajaba en este plan. A ver, diferencias... Salvador
lo hacía muy orientado hacia la terapia, y él era muy religioso, él
creía mucho en Dios, era muy mexicano, y a mí esto no. Sí, él impartía
sus terapias con la Biblia en la mano. O sea, es que en esencia es lo
mismo, y yo debo agradecérselo humildemente a él, haber podido estar
con él, pero aunque en esencia sea lo mismo, yo lo enfoco desde un punto
de vista más social. Quiero darle una dimensión más social. Yo lo ritualizo
mucho más que Salvador, pero en esencia es lo mismo. Lo que difiere
entre él y yo es que él tenía mucha experiencia, yo tengo menos, por
cuestiones de edad. Él llego a esto desde la psiquiatría y se pasó a
la antropología y yo he sido al revés, yo empecé en la antropología
y estudié psicología y neurología puramente por interés científico de
entender la mente humana, no para hacer clínica. Y es ahora que estoy
empezando a hacer clínica. Es un campo más de experimentación para mí,
cuando para Salvador era un campo de terapia ya de entrada. Y para mí
dije, bueno hay que hacer clínica para experimentar ciertas cosas, o
sea, es que desde lugares distintos estamos llegando casi a lo mismo.
Yo aprendí mucho de él, él no aprendió nada de mí porque yo era muy
joven... No sé, de cualquier manera, Salvador hizo algunas sesiones
de sicosíntesis aquí en Barcelona y las hizo en mi casa. En la Gran
Vía, con un grupo de amigos. Bueno pues te agradezco muchísimo
que me hayas permitido entrevistarte y en cuanto pueda transcribir toda
la información de la cinta te la enviaré por mail para que la revises
por si tienes algo que agregar o algo que quitar o... Eso está bien porque hace poco
tuve problemas con los de la revista Tiempo (Times). Me
hicieron una entrevista por teléfono. Yo fui prudente, pensando que
era una revista de larga tirada. Y la periodista fue amable y yo le
dije: "Oye, pero mándame el artículo antes de darlo por bueno;
o sea me gustaría leerlo porque a lo mejor hay algo a corregir, algo
que yo he dicho y no quiero que sea publicado". Entonces me mandó
el artículo, seis páginas, y no estaba mal el artículo, pero había algunas
cosas sensacionalistas y además falsas. Como que la ayahuasca
afecta al hígado, y aquí en la Fundación del Hospital de Sant Paul,
los colaboradores han acabado la primera investigación que se ha hecho
en el mundo sobre metabolitos de la ayahuasca, y ha quedado
probado que la ayahuasca no afecta el
hígado en ningún sentido, y en fin, cosas así. Y yo le dije "esto
es mentira, esto es falso, esto no sé qué, esto está bien, esto no tanto".
Y por teléfono ella me dijo "OK, perfecto, gracias, vamos a retocarlo
y a corregir esto y lo otro". Pero mentira, salió igual que antes
y encima con una entrevista a un psiquiatra totalmente demente, un tipo
de Madrid que decía unas tonterías impresionantes, que se veía que en
su vida había tomado la ayahuasca,
que a lo mejor no sabía ni qué era la ayahuasca,
que a lo mejor sólo le sonaba a alucinógeno, y dijo cosas como del tipo
de que cuando la gente toma ayahuasca
pues ve vacas volando, y que la gente pierde el control, que la gente
se degenera y que es adictiva, o sea, en su vida había oído probablemente
nada de la ayahuasca,
no había tomado, ni había hablado con nadie que tomara. O sea un tipo
ignorante, como si a mí me preguntaran algo sobre qué se yo, los sistemas
de propulsión de los cohetes interestelares, yo qué coño sé de esto,
yo no soy físico, ni mecánico, pero el tipo se atrevió a hablar. Y un
tercio del artículo era una entrevista con ese tipo, o sea una tontería
tras de otra. Yo me enfadé y le hablé a la periodista, pero una vez
que estaba ya la revista en la calle, y le dije: "Oye cómo pones
a este tipo diciendo esto, si yo te expliqué cómo era la ayahuasca,
yo tomo, he hecho investigaciones, has hablado con otras personas, yo
te di teléfonos, para que no tuvieras sólo un criterio, ¿no?" Y
la tía me dijo, "Ah, no, pero hay que poner una opinión a favor
y otra en contra." Y yo le dije "Bueno, pues busca a alguien
que opine en contra pero que tenga criterio, o sea que tenga opinión."
Y me dijo "No, es que no he encontrado a nadie que estuviera en
contra, y yo tenía que poner a alguien que estuviera en contra".
O sea, a nadie, pero como tenía que poner algo en contra se consigue
a este siquiatra que es bastante estúpido, maleducado e ignorante el
tipo, pero él con tal de salir en la página, pues le da su opinión...
Entonces por eso te digo, es algo que no tiene sentido, o sea, cómo
una revista puede contrastar mi opinión de especialista, o de otras
personas, no lo digo por soberbia, pero llevo años estudiando esto y
algo sé, ¿no? Y ponerla con la de alguien que no tiene ni idea y ponerla
en el mismo espacio, o sea simplemente diciendo el uno blanco y el otro
negro, cuando uno tiene argumentos y el otro simplemente se los inventa,
¿no? Entonces ese tipo de cosas a mí me pone enfermo. Y la prensa tiene
buena culpa de esto, si los periodistas fueran realmente profesionales,
si no sólo buscaran vender, vender, como puros esbirros que quieren
vender sin pensar en dignidad ni en verdad, ni nada de esto... Si los
periodistas creyeran en verdad en su decálogo de decir la verdad, de
ser objetivos... y yo creo que no hay ni un solo periodista que haga
esto, porque si fueran así, de otra forma viviríamos, ¿no?
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