Desde
la perspectiva de la física cuántica no existe la objetividad.
Nuestros pensamientos y actitudes influyen sobre aquello que observamos.
De
manera inevitable, al estudiar el orden
aparente (lo visible), estamos
influenciando el orden implicado, o sea, las variables ocultas que determinan
lo visible.
Danah Zohar: Spiritual Intelligence
Breve
historia personal
Mi vida se divide
en antes y después de mi primer viaje al desierto
mexicano. Esto puede parecer muy radical, pero no por ello es menos cierto.
Tampoco es algo que pueda atribuir exclusivamente a los efectos del peyote
que probé allí por primera vez, sino a un conjunto de circunstancias
que me sacudieron al grado de resquebrajar los paradigmas con los que
crecí y en los que tenía fincada la seguridad de mi existencia.
Pero esto únicamente
puedo apreciarlo así a la luz de la distancia. En
aquel entonces sólo estaba maravillada de un conjunto de cosas
inusuales que acontecieron durante aquel largo día y su noche:
- que un ave (un águila o un halcón) estuvo planeando sobre nuestras cabezas,
- que un zorro se
acercó por unos instantes hasta quedar a un par de metros de
nosotros,
- que recuperé
temporalmente mi agudeza visual perdida desde hacía años,
- que por fin descubrí mi verdadera vocación de investigadora de la conciencia,
- y que al terminar
esa jornada me encontraba en el autobús de regreso a la Ciudad
de México leyendo El yo cuántico, uno de los libros
más fantásticos que había leído nunca y
cuyo contenido terminaría cambiando el rumbo de mi vida...
¡Y por
supuesto no tenía idea de que cuatro años más
tarde estaría relatándole todo esto a la autora de
aquel fantástico libro cambiavidas en la sala de su casa
en Oxford!
En
noviembre de 1996 visité por primera vez las tierras de San Luis
Potosí, en el noreste de México.
Estuve
hospedada en la casa de Anoushka, una antropóloga holandesa
que era novia de Óscar, un compañero y amigo mío
de la universidad que me invitó a probar el peyote
en un pueblo desierto, no lejos de Real de Catorce y de Wirikuta,
el centro del mundo según la cosmovisión huichola. |

Con
los gatos de Danah Zohar: Schröedinger
y Heisenberg |
Cuando decidí aceptar esta magnífica
invitación llevaba cerca de tres años recopilando datos empíricos
y bibliográficos sobre las drogas que ocasionalmente consumía para modificar
mi conciencia habitual y explorar otros estados.
Hasta esos momentos había recibido
la influencia cultural típica de la clase media mexicana en la
que circulan con cierta profusión drogas socialmente aceptadas como el
alcohol, la cafeína,
el tabaco y el
azúcar,
junto con una amplia oferta del mercado negro de drogas ilegales; ya había
ingresado a las estadísticas porcentuales de mexicanos que declararon
haber consumido "por lo menos alguna vez en su vida" éxtasis,
cocaína, amfetaminas,
opio y sedantes
hipnóticos; y por supuesto habría respondido que sí
a las encuestas anónimas que preguntan si as consumido marihuana
"en el mes pasado".
De igual forma había hecho
mía la típica educación occidental que rinde culto a la razón en
menoscabo tanto de los sentimientos, como de cualquier idea de espiritualidad.
Me refiero a la clase de educación "científica" aún en boga,
cuyos métodos de investigación para adquirir conocimiento continúan basándose
en la ya trascendida certeza newtoniana de que la realidad puede ser "objetivamente"
estudiada y comprendida por el "observador".
Recién acababa
de graduarme de la Escuela Mexicana de Escritores y estaba a punto de
concluir la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública
en la Universidad Nacional Autónoma de México, para lo cual me encontraba
realizando una tesis de titulación acerca de los principales grupos intelectuales
de mi país y su relación con las esferas del poder político.
Fuera de la marihuana,
mi primera experiencia con una "droga natural", que es como
clasificaba en ese entonces a las plantas con propiedades psicoactivas,
fue con el peyote.
Tenía grandes expectativas al respecto ya que Octavio
Paz, el más destacado personaje de entre los intelectuales mexicanos
que me encontraba estudiando con motivo de mi tesis, sostenía en un ensayo
de Corriente alterna que a finales de la década de los sesentas,
las organizaciones estatales de todo el mundo habían prohibido las drogas
más inocuas que existían (o sea, los principios activos de las plantas
sagradas de nuestros antepasados), porque temían que los usuarios
sufrieran de una especie de contagio espiritual y desencanto político
al utilizarlas.
Según entendí, Paz
suponía que las drogas psiquedélicas -cuyos efectos negativos sobre el
cuerpo humano eran prácticamente inexistentes en comparación con drogas
legales como el alcohol
y el tabaco-,
podían provocar un estado tal de lucidez que quienes las consumían se
daban cuenta de que el sistema económico, político y social que los jóvenes
de aquella época denominaban Establishment, resultaba inoperante por estar tan alejado de la
naturaleza y los valores humanos universales.
Recuerdo que mi curiosidad se
disparó enormemente ante la simple posibilidad de que existiesen drogas
capaces de provocar que quienes las usaran llegaran a las mismas conclusiones
a las que yo había llegado después de cinco años de estudios universitarios,
comprometida militancia política y diversos viajes por el interior del
país en calidad de observadora electoral, incluyendo las zonas armadas
de Chiapas y las de violencia potencial como Oaxaca y Tabasco.
Y efectivamente, aquel noviembre
del 96 en el desierto mexicano, asistí al milagro de percibir por primera
vez un atisbo de La Realidad que han descrito algunos místicos, esa Realidad
que la física cuántica está comenzando a describir: que formamos una unidad
indivisible con todo lo que existe en el planeta y que hasta nuestros
más pequeños actos y pensamientos, afectan al Todo, al Uno que somos en
conjunto.
La primera noticia respecto a
estas coincidencias entre los místicos y los físicos
cuánticos, la tuve justo después de mi primer encuentro
con el peyote;
cuando bajé caminando del desierto hasta San Luis y al cruzar por
el escaparate de una librería, mi vista se posó incomprensiblemente
en un libro de Danah
Zohar llamado El yo cuántico: naturaleza humana y conciencia
definidas por la física moderna.
Mi encuentro con este libro fue
el primer acto de sincronicidad que registré a partir de asumir
mi vocación de investigadora de la conciencia
dentro del marco de lucidez del que gozé durante los efectos
residuales del peyote. |
|
Gracias al sintético y
reflexivo trabajo de Danah
Zohar acerca de todos los desafíos y desmentidos que
la física cuántica
ha inflingido sobre los supuestos básicos de la física clásica
bajo los cuales hemos amparado un montón de falsas creencias que
defendemos como verdades incuestionables y absolutas, me percaté
de que: el hecho de que con toda nuestra ciencia no podamos explicar
lo inexplicable, no significa que ello no exista sino, simplemente, que
aún no podemos explicarlo.
Junto con esta maravillosa
y simple obviedad, poco a poco entraron a mi vida un montón de
cosas que obstinada y sistemáticamente había excluído
de ella. Comenzando por Dios y la espiritualidad, pasando por la Atlántida,
los extraterrestres, la telepatía, las vidas pasadas, las vidas
paralelas, los maestros y guías extra físicos, etcétera,
y terminando por no volver a excluir nada cuya existencia aún no
pueda ni comprobar ni desmentir.
Y
esto sí que fue un auténtico salto cuántico en mi
vida, ya que no poco antes le había retirado mi "amistad"
a una inocente compañera de trabajo que me regaló un libro
que hablaba sobre los recuerdos de un hombre sobre su vida en la Atlántida...
Después
de este cambio radical en mi vida,
he tenido experiencias con otras plantas psicoactivas
como floripondio,
skapastora,
ololiuqui,
hongos psicoactivos
y durante un teimpo participé
en los grupos de trabajo de un chamán
peruano que trabaja con la ayahuasca.
De
tal suerte que durante una buena temporada me puse a practicar el chamanismo
esencial como camino de autoconocimiento y me dediqué a investigar
teórica y empíricamente las drogas
psicoactivas exponiendo a través de diversos medios
los resultados de mi investigación.
¿Para
qué hice esta web?
Cuando inicié
mis primeras exploraciones con el tipo de modificadores de la conciencia
que se podían encontrar en los ambientes universitarios de la Ciudad
de México a mediados de la última década del milenio pasado,
echaba en falta la existencia de un libro que fuera en el campo de las
drogas el equivalente a lo que la Guía-Roji es para el conductor metropolitano:
una guía llena de mapas, recomendaciones e indicaciones para saber cómo
llegar de un punto a otro en la urbe más grande del mundo.
Durante un tiempo
estuve buscando esa especie de Guía-Drogui
en las librerías y bibliotecas de la Ciudad de México, pero como no
la encontré, me dispuse a escribirla.
Para cada droga que
conocía hice un esquema similar a este:
DATOS
GENERALES |
QUÍMICA |
FARMACOLOGÍA |
HECHOS
INTERESANTES |
Origen
|
Identificación
|
Mecanismos de acción y formas de empleo |
Régimen legal actual |
Usos terapéuticos |
Anécdotas diversas
|
Composición
|
Dosis
bajas |
medias |
altas |
letales |
Efectos psicológicos y fisiológicos |
Etimología y denominaciones |
Fuentes de consulta |
Formas de adulteración |
Potencial de dependencia |
Bitácoras personales |
¿Qué hacer en caso de emergencia? |
Y a partir de entonces,
como si fuera
un crucigrama o rompecabezas, mi
pasatiempo favorito consistió en dedicarme a
reunir toda la información empírica y bibliográfica
necesaria para rellenar las casillas de cada psicoactivo.
Tenía
la inmodesta pretensión de "echar por tierra los mitos sobre
las drogas", aunque en el fondo lo que qería era probarle
al mundo que yo no era una adicta y que los consumidores de drogas legales
e ilegales podíamos auto regular nuestro consumo y responsabilizarnos
de nosotros mismos sin necesidad de que nadie nos prohibiera nada.
Conforme fui llenando
mis casillas fui topándome con mucha más información
y experiencias que no cabían en ellas, así es que ahora
estas tablas ya rellenas son sólo un capítulo de esta investigación
que como verás abarca también temas legislativos
y extrafarmacológicos,
nociones básicas de chamanismo,
la relación entre drogas y espiritualidad,
el problema de la adicción
y los principios de una cartografía
de la experiencia psicoativa.
Mi propósito
es compartir toda esta información con el mayor número posible
de personas a quienes les pueda interesar y beneficiar, por eso acepté
la recomendación de mis guías de hacer una web antes que
publicarla en un libro (idea que por cierto no descarto si hay quien desee
editarlo todo o en parte sin que los registros y derechos impidan que
la totalidad del material continúe aquí colgado). Pensé
que siempre que necesito alguna información lo primero que hago
es buscarla en internet y si no la encuentro entonces busco en alguna
biblioteca o compro un libro. Me imaginé que muchas otras personas
hoy en día hacen lo mismo y me pareció mucho mejor hacer
una web.
(Todo esto está explicado con mayor detalle en el relato de mi Décima Comunión con la Abuela Ayahuaca).
¿Cómo
puedo ayudarte?
Considero
que la mejor forma de hacerlo es compartiendo lo que he aprendido hasta
ahora. Esto lo hago básicamente a través de las páginas
de
Mind-Surf (que entre otras cosas albergan esta web de Las
drogas tal cual...) y dando talleres
de
Introducción
al Chamanismo Esencial
y de Trabajo con Sueños; también
doy charlas y conferencias sobre las drogas psicoactivas,
las plantas sagradas de América, el chamanismo
esencial y temas afines.
.
Si deseas asistir a alguna de las actividades que realizo,
checa mi agenda de eventos
Si quieres mantenerte informad@ sobre mis charlas y talleres:
|
¿Qué estoy haciendo ahora
?
He llegado a la conclusión de que yo comencé a explorar los psicoactivos buscando el sentido de mi vida en particular y de la vida en general; es decir, debido a una inquietud que algunos llaman filosófica, otros metafísica y otros espiritual. En ese entonces yo no tenía parámetros para definir o canalizar esa inquietud, simplemente tenía muchas preguntas y me interesaba modificar mi conciencia para buscar esas respuestas. Y conforme las fui encontrando, mi consumo de psicoactivos se fue reduciendo, abandoné mis adicciones (al tabaco y a la marihuana) y actualmente ya sólo consumo ayahuasca una o dos veces al año.
Mis experimentos en estos momentos están centrados en conseguir llegar a los mismos estados de conciencia a los que he llegado
con plantas psicoactivas pero ya sin utilizarlas... Hasta ahora lo he logrado tres veces de forma espontánea, por eso es que estoy convencida de que puede lograrse y espero encontrar las claves que me permitan hacerlo a voluntad...
(Si te interesa el tema, busca en mi blog todos los post clasificados como "experiencias espontáneas")
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Que
la luz del amor guíe tu camino y te acompañe
en cualquier experiencia psicoactiva
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Karina
Malpica
kmalpica@gmail.com
Nota: Tus comentarios y aportaciones para mejorar esta investigación son bienvenidos,
pero por favor no me envíes pregunas sobre cómo se prepara
el te de floripondio,
ni cuánto tarda tal sustancia en salir de tu organismo para que puedas pasa un
antidoping.
Revisa la sección de Preguntas Frecuentes y la sección de Lectores.
Si no encuentras la información que buscas en esta web
seguramente es
porque
no la tengo o ya la hubiera compartido aquí en este espacio. Gracias.
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